jueves, 25 de junio de 2009


Lo suscribo plenamente amigo William


Después de algún tiempo, pero solo después de algún tiempo, aprenderás la diferencia entre dar la mano y socorrer a un alma, y aprenderás que amar no significa apoyarse, y que compañía no siempre significa seguridad.
Comenzarás a aprender que los besos no son contratos, ni regalos, ni promesas....
Comenzarás a aceptar tus derrotas con la cabeza erguida y la mirada al frente, con la gracia de un niño y no con la tristeza de un adulto y aprenderás a construir hoy todos tus caminos, porque el terreno de mañana es incierto para los proyectos y el futuro tiene la costumbre de caer en el vacío. Después de un tiempo aprenderás que el sol quema si te expones demasiado. Aceptarás incluso que las personas buenas podrían herirte alguna vez y necesitarás perdonarlas. Aprenderás que hablar puede aliviar los dolores del alma.... descubrirás que lleva años construir confianza y apenas unos segundos destruirla y que tu también podrás hacer cosas de las que te arrepentirás el resto de la vida.
Aprenderás que las nuevas amistades continúan creciendo a pesar de las distancias, y que no importa que es lo que tienes, sino a quien tienes en la vida, y que los buenos amigos son la familia que nos permitimos elegir. Aprenderás que no tenemos que cambiar de amigos, si estamos dispuestos a aceptar que los amigos cambian.
Te darás cuenta que puedes pasar buenos momentos con tu mejor amigo haciendo cualquier cosa o simplemente nada, solo por el placer de disfrutar su compañía. Descubrirás que muchas veces tomas a la ligera a las personas que mas te importan y por eso siempre debemos decir a esas personas que las amamos, porque nunca estaremos seguros de cuando será la ultima vez que las veamos.
Aprenderás que las circunstancias y el ambiente que nos rodea tienen influencia sobre nosotros, pero nosotros somos los únicos responsables de lo que hacemos. Comenzarás a aprender que no nos debemos comparar con los demás, salvo cuando queramos imitarlos para mejorar. Descubrirás que se lleva mucho tiempo para llegar a ser la persona que quieres ser, y que el tiempo es corto.
Aprenderás que no importa a donde llegaste, sino a donde te diriges y si no lo sabes cualquier lugar sirve... Aprenderás que si no controlas tus actos ellos te controlaran y que ser flexible no significa ser débil o no tener personalidad, porque no importa cuan delicada y frágil sea una situación: siempre existen dos lados.
Aprenderás que héroes son las personas que hicieron lo que era necesario, enfrentando las consecuencias... Aprenderás que la paciencia requiere mucha práctica. Descubrirás que algunas veces, la persona que esperas que te patee cuando te caes, tal vez sea una de las pocas que te ayuden a levantarte. Madurar tiene mas que ver con lo que has aprendido de las experiencias, que con los años vividos.
Aprenderás que hay mucho mas de tus padres en ti de lo que supones. Aprenderás que nunca se debe decir a un niño que sus sueños son tonterías, porque pocas cosas son tan humillantes y sería una tragedia si lo creyese porque le estarás quitando la esperanza.
Aprenderás que cuando sientes rabia, tienes derecho a tenerla, pero eso no te da el derecho de ser cruel. Descubrirás que solo porque alguien no te ama de la forma que quieres, no significa que no te ame con todo lo que puede, porque hay personas que nos aman, pero que no saben como demostrarlo... No siempre es suficiente ser perdonado por alguien, algunas veces tendrás que aprender a perdonarte a ti mismo.
Aprenderás que con la misma severidad conque juzgas, también serás juzgado y en algún momento condenado.
Aprenderás que no importa en cuantos pedazos tu corazón se partió, el mundo no se detiene para que lo arregles.
Aprenderás que el tiempo no es algo que pueda volver hacia atrás, por lo tanto, debes cultivar tu propio jardín y decorar tu alma, en vez de esperar que alguien te traiga flores.
Entonces y solo entonces sabrás realmente lo que puedes soportar; que eres fuerte y que podrás ir mucho mas lejos de lo que pensabas cuando creías que no se podía mas.
Es que realmente la vida vale cuando tienes el valor de enfrentarla!!!
William Shakespeare

miércoles, 24 de junio de 2009


EL GRAN MAESTRO ”

Había dejado atrás su juventud buscando afanosa y perseverantemente en disciplinas y filosofías tan dispares como el zen, budismo, sintoísmo, Islam, cristianismo, judaísmo, la practica del yoga y la meditación, aquellas respuestas que su espíritu inquieto necesitaba tan imperiosamente. Podía decirse de él que ya lo había probado todo.

De ninguna de sus tentativas logró el resultado esperado. Más bien al contrarío; cada vez era mayor su confusión y frustración. Hasta que un día, resignado ya, decidió rendirse y renunciar a toda búsqueda.
Abatido por lo que él sentía como el abrumador peso de la derrota, fue dando tumbos, sin ocupación ni meta.
Más, un día, alcanzó a oír lo que un grupo de jóvenes con el entusiasmo propio de su juventud comentaban:
-Pues si, dicen de él que es no solo un gran maestro, sino que, además es el mejor, el más sublime, el primero, el más grande...
-Si, -añadió otro- tanto es así que aseguran que algunos con su sola presencia han alcanzado el conocimiento, la iluminación...
-Es cierto -comentó otro- pero seguro que debe ser poco menos que inaccesible. Además vive en un país tan remoto...
Estos comentarios fueron suficientes para reavivar en él la llama de aquella inquietud que tantos años había permanecido dormida.... Y pensó:
Aún que tal vez fuese cierto que aquél gran maestro fuera casi inaccesible y que, además, viviera en aquel lejano país del que alcanzó a oír su nombre... ¿Que podía perder él que ya lo había perdido todo... hasta la esperanza?
Por eso, y con la firme determinación de su ilusión renovada, emprendió el camino hacia aquel distante país.
Después de mucho tiempo, esfuerzo y penalidades que no hacían sino provocar más empeño, logró llegar a aquél país. Pero nadie parecía conocer ni saber de aquél gran maestro a pesar de su fama de ser el mejor, el más grande, el primero...
Nuevamente el desánimo le incitaba ya a una nueva renuncia pues, pasaba el tiempo y, ante su desesperación, no conseguía que nadie le diera referencia alguna. Hasta que un día, en una de las últimas ciudades que le quedaban por visitar se encontró con un grupo de jóvenes que animadamente iban comentando sobre una fiesta a la que estaban invitados.
Tal vez, y recordando que fueron unos jóvenes también los que con sus comentarios le decidieron a emprender la hasta entonces infructuosa búsqueda, o quizá por una compulsiva intuición, se dirigió a ellos preguntándoles por aquel gran maestro, el más sublime, el mejor, sin duda el primero.
Casi no podía creerlo cuando uno de ellos pregunto a su vez a un compañero:
-¿No recuerdas que hace mucho tiempo también vino uno preguntando por ese supuesto maestro?
-Si, y creo que se refiere a Kabir... he oído rumores al respecto.
-Pues si es a él al que buscas -añadió un tercero- estás de suerte pues vamos a una fiesta a la que sabemos que él también está invitado. Si quieres acompáñanos y te lo mostraremos.
¿Como? ¿A una fiesta? -pensó- ¿Como puede ser esto... un gran maestro en una fiesta?

Seguro que hay un mal entendido... Pero como yo he hecho yoga, zen, conozco el budismo, el sintoísmo... lo veo bien claro ¿como va a ir a una fiesta un maestro? Pero, ya que he llegado hasta aquí, veamos quien es este tal Kabir.
Cuando llegaron a la lujosa mansión en la que se celebraba la fiesta se encontró lo que a sus ojos le pareció poco menos que una orgía palaciega. Ahora si que ya no tenía ninguna duda de que allí no encontraría maestro alguno... porque, el que había hecho zen, yoga, sufismo, etc, etc... ¿como podía caer en semejante error? Por cierto, ¿donde estaba el tal Kabir?
Cuando preguntó por él uno de los jóvenes se disculpó:
- ¡Ah! si, perdona, espera a ver... ¡Si! ¿Ves aquel joven que está apoyado en aquella columna?... Si, aquella junto a la ventana...
-¿Como? ¿Aquel que está besándose con aquella chica?
Pero ¿como podía alguien creer que el tal Kabir fuera un maestro? Afortunadamente, él que había hecho zen, yoga, meditado... tenía sus ideas bien claras respecto a lo que debía ser un maestro. Y, por supuesto, el tal Kabir ¿en una fiesta de una lujosa mansión y besándose con aquella mujer? ¡Ni por aproximación!
Era evidente que aquellos jóvenes no comprendían el significado de la palabra “maestro” y que no habían comprendido, por lo que nuevamente preguntó tratando de ser más preciso:
A ver, ¿no sabríais de alguien que... no sé,... que haya renunciado al mundo, se haya ido a vivir retirado, que haya dejado todo...?
-Bueno, - interrumpió uno de ellos - ahora que lo dices, recuerdo que mi padre una vez me comentó que siendo aún joven un amigo suyo se había ido a vivir solo en lo más alto de aquella montaña. ...Si, aquella que se ve al fondo, por esta ventana. Parece ser que era medio místico o algo parecido...
¡Al fin! -exclamó- ¡Este es el que busco!
Y con una apresurada despedida inició la marcha hacia aquella montaña.
Después de una difícil y fatigosa ascensión alcanzó la cumbre y, súbitamente se encontró frente a la presencia de un anciano que mayestáticamente sentado en una perfecta posición del loto ante la entrada de una pequeña gruta estaba sumido en profunda meditación.

Aquella imagen le produjo una profunda sensación de sobrecogimiento. Respetuosamente, se sentó, procurando no perturbarle, en actitud de reverente espera a pesar de su impaciencia que, iba en aumento a medida que transcurría el tiempo...
Pero, al fin, aquel anciano al que mil surcos en su rostro y una larga y blanca barba le conferían un aspecto solemne y venerable, lentamente abrió los ojos.
No pudiendo contener más su impaciencia, empezó a narrarle al anciano las incidencias de su larga búsqueda. De como gracias a que él había practicado tantas disciplinas, estudiado diversas filosofías había podido adquirir los conocimientos precisos para comprender que si había algún gran maestro, el más grande, el primero, sin duda era él ya que tanta era su plenitud que ello le permitía liberarse de la dependencia del mundo y sus miserias y grandezas...
Mientras se prodigaba en elogios a la maestría del anciano, este iba adquiriendo una expresión cada vez más triste y apesadumbrada, y cuando ya unas lágrimas recorrían los profundos surcos que el tiempo había cincelado en su rostro, con voz grave y que reflejaba un gran pesar le interrumpió:
“No, no soy yo el gran maestro, y ni mucho menos el más grande, el primero; sino que, el más grande, el más sabio, es este joven que viste en aquella fiesta....
Si, porque yo aún debo apartarme la sociedad y del mundo, huir de él para tratar de encontar la paz en mí. En cambio este joven y gran maestro SI puede estar en el mundo sin que el mundo esté en él, ¡¡Esta es la suprema maestría!!”
Se cuenta que aquél inquieto buscador fue visto bajando de aquella montaña dando grandes saltos y aspavientos y con grandes risotadas...
Algunos dicen que era la risa histérica y caótica de aquél que ha perdido la razón...
Más, otros afirman que esta era la risa espontánea, desinhibida, arrolladora de aquél que por fin ha comprendido.

miércoles, 3 de junio de 2009

EL AMOR MÁS QUE UN SENTIMIENTO, UN ESTADO DE CONSCIENCIA




El AMOR UNE, NO ATA.


Existe una evidente confusión en el uso del la palabra Amor y al significado que se le atribuye, pues, generalmente es usada para definir un sentimiento de querencia, de apego y lo cierto es que, no es, ni mucho menos lo mismo el amor como sentimiento que como estado.
Limitando, reduciendo al amor a la dimensión de los sentimientos, es siempre en función o relación a algo o alguien; a lo amado y, sin ello, este "amor" carece de sentido, se extingue. Debe ser proyectado, depositado, apoyarse en algo y de ahí que cree apegos, dependencias afectivas, que poseamos o seamos objeto de posesión.
De ahí también, que digamos y sintamos que esta persona sea "MI" marido, "MI" mujer, "MI" hijo o bien, "MI" perro, "MI" casa, "MI"...etc. Es ese "MI" el que, más que acercar, aleja a las personas al reducirlas a la dimensión de objetos..."MIS" que también hago extensivos a región, país, lengua, religión, hasta al equipo de "mis amores" Y, por supuesto y como consecuencia inmediata, todo lo que a ellos les suceda me afecta y lo hace en la medida en que los sienta míos; que en ellos yo me proyecte, me identifique, y, tal y como expresa este término los asuma como parte y expresión de mi identidad.
Es decir, que proyectándome en ellos más que "MÍOS" realmente es que yo soy "SUYO". Surgirá de inmediato el posesivo temor a perderlos, pues, es como perder una parte de mí ya que yo me he proyectado en ellos. Ello me hace vulnerable en tantos frentes como "MIS" tenga.


Por cierto y haciendo un inciso ya que hablamos de frentes y de defenderse. Me pregunto yo: En una guerra ¿quien es realmente mi enemigo? ¿El que, como yo a él, está tratando de matarme para evitar que le mate, o el que (pienso que con total desprecio de mi vida) me ha colocado en esta trinchera y en la tesitura de tener que matar y correr el riesgo de que me maten?
Y en lo personal: Salvo agresión directa; ¿Soy yo tu enemigo, o lo que en ti te hace estar en conflicto conmigo? Y es que, en la búsqueda del amor de los demás e incluso de afirmación de mi "YO" en los demás, lo que estoy haciendo es evidenciar y tratar de llenar ese vacío interno de amor a mí mismo.


Con ello lo que también se evidencia es que, a fin de cuentas, realmente no te amo a ti, sino que te uso a ti para amarme en ti y a través de ti, tú haces la función de espejo en el que proyecto y contemplo aquella imagen de mi que desearía ser. Y, lo mismo y en diferente medida también en y con los demás.
Por eso también sucumbimos tan fácilmente ante la adulación. De ahí surge la posesión, el temor a perderte, los celos, los apegos, etc., etc... Porque al usarte a ti para llenar mi vacío de amor e incluso de comunicación conmigo mismo, no te puedo perder. No puedo renunciar a ti a ningún precio. También y precisamente por eso necesito imperiosamente sentirte MÍO, sino, siento que estoy perdiendo una parte de mí.


Nuestra relación será entonces de absoluta dependencia y se dará aquella familiar sensación de que: "Sin ti yo no soy nada" "Mi vida sin ti no tiene sentido" "Eres MI vida" "Sin ti no podría vivir" "No puedo imaginar mi vida sin ti" y así un largo etcétera... Nuestra vida será cada vez menos NUESTRA y la de nuestros seres "queridos" menos "suya" entretejiéndose una urdimbre de apegos y dependencias de los unos respecto a los otros. Ello implica renuncias por una parte y sumisiones por otra, el conflicto de que, haría, iría... a mí me gusta pero a él\ella no... Continuas cesiones de parcelas de libertad, de mi libertad y recortes a la suya cuando, también "por mí" y "como prueba de amor" renuncia a... Incluso, podemos interpretar los celos como evidencia del amor.
Hasta es posible que hayamos oído con frecuencia a algún amigo\a afirmar con orgullo y satisfacción: "A mi, "MI" marido\mujer me da toda la libertad para hacer lo que quiera" ¡Qué paradoja! ¿Cómo puede uno sentirse orgulloso y hasta satisfecho de que le den la libertad? Si aceptas como un hecho gratificante el que "te la den" es que aceptas que no te pertenece y por ello se te tiene que conceder. La libertad o es tuya o ya no es libertad. Y no hay más libertad que aquella que tú tengas el valor de asumir. Es más: Eres solo en la medida en que eres libre.


Por tanto, no es algo que tu marido\mujer deba concederte, sino que él \ ella solo puede, en todo caso, respetar la que te pertenece, pues es solo tuya, y que, por tanto, tú ya tienes y te concedes a ti mismo\a si, repito, tienes el valor de asumirla. Insisto, eres en la medida en que eres libre y si tu libertad no te pertenece tampoco te perteneces. Renunciar a ella es realmente renunciar a ti, por muy elevada, noble o emotiva y romántica que sea la causa. Dicho de un modo más rotundo: Si no tienes libertad no eres dueño de ti mismo. Del mismo modo: o ERES TÚ o solo ALGO ES en ti y ya no vives TU VIDA sino que, ALGO la vive en ti. Y el que tú vivas por los demás es tan absurdo como que otros vivan por ti...


Cierto que tienes responsabilidades adquiridas como en el caso de los hijos. Pero, aún así, y como dijo el poeta Kalil Gibran, "Tus hijos no son TUS hijos, sino hijos de la Vida". Tú solo has sido un medio del que la Vida se ha servido. No se los robes a la Vida creyendo y actuando como si SOLO fueran tuyos. Tu voluntad no interviene ni en uno solo de infinitos los procesos de bi-partición que hacen posible el desarrollo del futuro ser. El hecho de decidieras prestarte a ello no te otorga el derecho de propiedad.
Los hijos no se poseen. Son, en todo caso, el primer espejo en que se refleja la luz de nuestro Amor. Ayúdales a comprender que lo que en ellos se refleja es solo eso, para que no sean atrapados por los apegos.


La mejor referencia que puede proporcionárseles es la de ellos mismos como seres íntegros. Y en la expresión de tu libertad ellos encontrarán la de la suya. La mejor herencia, el don más preciado que puedes dejarles es este. Y si en este punto crees que esto significa que es dejar que sean unos caprichosos, mimados, consentidos, o tal vez, una forma de eludir tus responsabilidades... ¡Es que no has entendido nada! ...Estamos hablando de afectos y apegos.
Se nos ha educado para proyectar nuestra afectividad en los demás, hacia el exterior.


Del mismo modo, siempre nos sentimos culpables respecto a alguien y por ello el perdón siempre lo buscamos fuera en los demás, o en su defecto, en una divinidad a la que atribuimos el poder de perdonar. Y lo cierto es que, por mucho que te perdone por aquello de lo que yo te culpabilice o te culpabilices tú respecto a mí, si tú no aceptas el perdón, si tú mismo no te sientes perdonado, si realmente, y desde lo más profundo, no te perdonas tú a ti mismo, no podrás sentirte verdaderamente reconciliado CONTIGO MISMO. Y es que, aún que lo busquemos fuera, el perdón y la consiguiente reconciliación es un proceso profunda e íntimamente personal e intransferible.


Del mismo modo que nadie puede juzgarnos y ni mucho menos condenarnos, tampoco nadie puede perdonarnos ni por ende redimirnos. Solo elevando el Amor a su octava más alta, el Amor como ESTADO podemos librarnos de los apegos. No es una utopía, pues, el estado de amor es el estado natural del hombre.


Es cuando este no asume su auténtica naturaleza, y alejándose de ella deja de ser natural, que se distancia de su estado natural de amor relegándolo a la condición de utopía, cuando reduce en él al amor a solo una sensación, un sentimiento, con todo su lastre de apegos, dependencias, etc...
Más, cuando el Amor es un estado interior, cuando uno recupera la capacidad de autoestima, de amarse a si mismo profundamente mediante la auto reconciliación, la auto aceptación que le proporcionan un estado interior de absoluta armonía, todo es vivido desde este estado. Ya no solo sientes Amor. Si no que estando en armonía, en paz, EN AMOR, todo es vivido, no solo con Amor, sino también desde el Amor. Y todos tus actos están impregnados, embebidos de Amor.
Más que amar esto o aquello, este o aquél, amas el hecho mismo de amar porque lo vives con y desde el Amor.
Ciertamente, no importa lo que uno haga sino, desde donde en uno surge la acción. Ya fue dicho: "AMA... ¡Y HAZ LO QUE QUIERAS!". Es más que obvio que, si no te amas a ti mismo hasta la mismísima médula, no podrás dar a los demás aquello de lo tú aún eres deficitario y seguirás buscando en los demás llenar este vacío que aún resta en ti y en consecuencia, dependiendo en la misma medida.
Para realmente AMAR a los demás debes antes amarte a ti mismo, ya que, es absolutamente cierto que, podremos amar al prójimo solo COMO nos amemos a nosotros mismos. Solo podemos dar aquello que realmente poseemos. Solo cuando en este aspecto no dependas de nadie, podrás entregarte a los demás incluso más que nunca y sin ninguna reserva pues, los afectos que pongas en ellos no te "afectarán", ya que, ahora no necesitas de ellos para compensar ningún vacío. Y porque nada esperarás pues, nada necesitas, podrás aceptar que sin nada a cambio todo te sea pedido así como que también sin nada a cambio todo se te dé.


Podrás amar más intensa y profundamente que nunca porque el Amor en ti será tu estado natural. El "TE" amo, "LE" amo, "OS" amo, "LES" amo, son formas de conjugar el verbo amar que carecen de sentido y autenticidad si no van precedidas de la primera persona del presente del "indicativo": "ME" amo.
Cuando alcanzas a amarte profundamente, el Amor es en ti un estado. Un estado de consciencia. Un estado que te sintoniza armónicamente con El Universo mismo.


Pero para alcanzar este estado es preciso recuperar la capacidad de diálogo y comunicación internos a los niveles más profundos, recuperar tu capacidad de goce mediante tu dormida sensualidad que permite que la mente y el cuerpo se reunifiquen en una relación intensa y dinámicamente creadora, pues, solo se alcanza a amar aquello que se conoce y por extensión, se comprende y acepta. A esta capacidad de comunicación y diálogo interno algunos lo llaman "meditación" pues, es un diálogo intenso y profundo en silencio y en el silencio.
Solo en el silencio de la voz de la mente, la voz del silencio puede ser percibida por el fino oído del Alma... Pero, una mente silenciosa no es una mente dormida, sino muy despierta y atenta para percibir los sutiles mensajes que desde aquello que de más puro y genuino aún resta en nosotros, aquello que realmente somos, trata de hacerse patente por debajo de la pesada losa de convencionalismos y valores a los que nos hemos sometido. Y se hará al fin realidad en nosotros la maravilla de pensar amando y amar pensando

sábado, 30 de mayo de 2009

El hombre ¿cáncer de Gaia?
Cuando en un organismo una o varias células alteran su comportamiento y empiezan a desarrollarse desordenada y caóticamente, provocan finalmente que, el orden que lo mantenía operativo se rompa y acabe por hacerse insostenible sobreviniendo por ello su muerte y con ella también la de las células que lo originaron.
Es, dicho de un modo quizá demasiado simplista e impreciso, pero didáctico: El cáncer. Con la misma tónica de simplicidad y el reconocimiento de mi ignorancia en tema tan complejo me permito suponer que: Cada célula recibe "mensajes" que le indican su lugar de ubicación y su función y, que es por eso que tenemos cinco dedos y no siete y el bazo está situado donde le corresponde y las células que se van renovando lo hacen en base a este mensaje para que, a medida que son sustituidas, siga siendo un bazo, o un riñón, hígado...
Ahora bien, este mensaje puede, por diversas y determinadas circunstancias, ser mal "transmitido" en origen, o bien, durante el recorrido hasta la célula, "interferido" alterándose la información, o finalmente, ser mal "leído".
Sea como sea, el resultado es que la célula adopta un comportamiento "individualista" respecto al conjunto, pues deja de seguir la pauta; la "voz" que dicta a cada parte su función respecto a un todo y empieza a reproducirse caóticamente, propagando además, a otras células la información errónea. Por ello no es exagerado considerar a las células cancerosas como "células egoístas".
El organismo es un conjunto de infinitas partes que tienen su razón de ser solo en función a un todo, aún que, cada una tiene su propio ciclo vital.
Es como un ecosistema en el que cada elemento es insustituible y en el que, lo que le ocurra a cualquiera de ellos inevitablemente acabará por afectar a cada una de sus partes y, finalmente, al todo en su conjunto.
Tal vez se pueda seguir manteniendo durante un tiempo alguna forma de equilibrio, pues, no es despreciable la capacidad de "reajustamiento" de las piezas de este gran "puzzle" de la Vida. Más, si persistentemente una de estas partes se desentiende, o tal vez ni siquiera "oye" esa "voz" esta capacidad será desbordada con consecuencias fatales.
En la Naturaleza una silenciosa voz dicta a cada una de sus infinitas manifestaciones, bien sea por el mensaje de los genes en los seres animados o la dinámica de la física y la química a los inanimados su "rol".
Cada una ejerce, con infinitas variantes, una función reguladora dentro del tupido entramado del ecosistema. Sin embargo le ha salido un hijo "chungo". Una criatura que, como la célula "egoísta", no escucha, ó quizá, ni tan solo "oye" su voz. Tal vez porque posee una mente excesivamente "ruidosa".
Hay un sobrecogedor paralelismo entre el hombre (o su forma de comportamiento) y la etiología del cáncer.
El hombre deviene pues, en su comportamiento, en el equivalente a la célula cancerosa. Y, aún que es duro reconocerlo, hay que admitir que este, es tal vez la única especie que podría desaparecer sin que la Naturaleza en su conjunto resultara perjudicada, pues, ¿que efecto regulador (al menos actualmente) cumple en este entramado? Más bien parece que resultaría altamente beneficiada.
Como evidencia ahí están sus efectos devastadores en cuanto al medio ambiente y su desmedida depredación que provoca la extinción de otras especies que tienen tanto derecho como él a poblar este planeta. Y lo hace, no por hacerse un hueco, por competir por un nicho ecológico, sino por unos intereses que el mismo ha creado y que no obedecen a ninguna pauta de lógica natural. y que, impone a cualquier costo, aún el de su propia extinción como especie, sobre todo su entorno.
Y es que, como la célula cancerosa, en el hombre su individualidad, su "yo" le "desconecta y hace perder la consciencia de especie.
Está inmerso en una constante lucha por consolidar su identidad como "yo" diferenciado ya que, todos sus valores y referentes parten del concepto de individualidad. Incluso su visión de conjunto es la de un colectivo de individualidades ante las que debe reafirmar la suya.
Este es el principal origen de todos sus conflictos y que extiende en todo cuanto alcanza en una relación desestabilizadora rompiendo la armonía, el delicado equilibrio del conjunto.
Tal vez por ello se puede afirmar que no existen soluciones colectivas a las que someter a los individuos: Religiones, filosofías, ideologías,.. falacias que no hacen sino reforzar nuestra identidad al aglutinarnos en otro "macro-yo" ¡enfrentándose a otros!, sino individuales e intransferibles con visón colectiva, de conjunto, holística en suma, en las que, el individuo como tal desarrolle su consciencia de parte armónica e indisociable de un TODO
¿No seremos pues, un cáncer que le ha salido a este macro-organismo que es la Tierra en su conjunto?
Tal vez, si fuéramos capaces de recuperar la capacidad de permanecer en silencio y en el Silencio, alcanzáramos a oír la voz de lo que, en cada árbol, cada animal, cada piedra, en el aire y el agua mismas hay de nosotros; dialogar con lo que, en nosotros, hay de cada uno de ellos... Pero se trata de un silencio muy especial: El silencio de la mente.
Es en este silencio en el que los apegos se desvanecen... En este silencio, en el que la Identidad cede terreno a la Entidad... En este silencio, en el que, lo que siempre fue, es y será se hace manifiesto...
En este silencio, al no "ser" nada puedes y, de hecho, eres todo .Pues, al no ser "eso" eres en la piedra, en el aire, el agua, el árbol, el animal, etc... como ello lo es también en ti.
¿Como se "hace" para alcanzar "este silencio"? es la pregunta que casi inevitablemente suele surgir cuando en alguna ocasión se ha comentado esta reflexión.
Más la cuestión no es tanto la de describir un proceso o una técnica como la de definir y concretar la naturaleza de aquello sobre lo que queremos actuar. Es decir, que la pregunta correcta sería: ¿Cual es ese "ruido" de la mente que nos impide experimentar todo lo anteriormente descrito?
Ese ruido de la mente es la memoria que, haciendo presente un pasado muerto contamina y mata a un presente vivo. Es el espejo en el que miramos y desde el que experimentamos todo cuanto nos acontece.
No experimentamos las cosas tal y como son sino según el reflejo que de ellas percibimos en el espejo de la memoria. Como en el Mito de la Caverna de Platón, solo las sombras de una realidad exterior proyectadas en la pared del fondo de la caverna .
Un espejo lleno de abolladuras y lamparones que deforman nuestra percepción directa de la realidad inmediata.
Vivimos tan condicionados por la memoria del pasado que, nuestra experiencia y percepción del presente está más determinada por la naturaleza de aquella que la de este. Es esta confrontación la que hace que determinadas situaciones sean sentidas como negativas y culpabilizadoras pues todo es comparado con el referente del recuerdo acumulado y, según este sea algo será experimentado negativa o positivamente. Sin la memoria de un pasado no existe juicio ni valoración, no hay pecado ni necesidad de perdón o redención alguna; interpretación en suma; que es tanto como decir deformación. Solo el hecho en si mismo.
Cuando nos liberamos no de la memoria, pues ella es consustancial a nuestra naturaleza misma, pero sí de nuestras ataduras y la memoria deviene en eso: SOLO memoria, sucede que alcanzamos a SER SIMPLEMENTE AQUELLO QUE SOMOS, HEMOS SIDO Y SIEMPRE SEREMOS.
Finalmente, un pasado es SOLO pasado y al fin nosotros SOMOS: ESTAMOS EN EL SER Y SOMOS EN EL ESTAR.
Como ya fue dicho: "Solo los dioses viven el presente"... Pero también fue dicho y no precisamente con menor énfasis: "Hombre, conócete a ti mismo ¡Y sabrás que eres Dios!"
Es este Silencio de la mente el que hace posible se haga manifiesta en ti tu NATURALEZA DIVINA, tu más pura esencia, aquella que te hace eterno, aquello que permanece inmutable cuando en el eterno ciclo de vida y muerte todo cambia y solo el cambio mismo permanece. ...Y es que:
Danzan los astros en el Universo el eterno ritmo de Vida y Muerte. Ciclo sin fin. Transformación constante.
Nada es eterno; todo cambia. Solo el cambio permanece.
El cambio es la evolución; la música que hace danzar al Universo mismo.
Aquello que ES, es, porque forma parte del ciclo del cambio: porque cambia.
Es el cambio constante el que hace de cada instante único e irrepetible... El propio Universo es en sí UNIco y diVERSO... Único e irrepetible en sí, y diverso en cada uno de los instantes de su existencia.
Tú también, Hombre, como producto e hijo del Universo, eres en ti mismo un ser ÚNIco e irrepetible... pero diVERSO también en cada un de los momentos de tu tiempo..
Por eso, el hombre es su tiempo, y este, su tiempo, su medida... Y con esta, su medida, pesa, mide, juzga, valora...¡y actúa!
Más, hombre, cuando el Silencio sea en ti oración... ¡Tu palabra será verbo creador! Y en el umbral de tus silencios podrás sentir la presencia de lo que, en tu necesidad de nombrar, tal vez llames Dios... Pues, Ello es al hombre lo que el Silencio a la palabra. Solo el Silencio en su infinita grandeza puede dar cabida y cobijo a las palabras. Ninguna es excluida, todas son acogidas por un igual; las más bellas y expresivas o las más soeces y vacías.
Las palabras pasan... Más, el Silencio, eterno, inmutable e infinito permanece intacto...
Pues... ¿Que son sino, las palabras, más que sombras deslizándose furtiva y efímeramente sobre un telón de Silencio?
Hombre, fugaz y efímero, pretendes furtivamente, también, atrapar la Eternidad... ¿A caso, no sabes que solo los dioses viven el Presente? ...Un eterno Presente, pues, no otra cosa es la Eternidad.
!Vive pues, el Presente y solo desde el Presente¡ Ello te hará eterno, pues, en cada uno de tus instantes se sintetizará y hará manifiesta la Eternidad... Y es que, lo fugaz es, porque se expande en la Eternidad y la Eternidad es, porque se concretiza y manifiesta en cada uno de sus infinitos y efímeros instantes: En lo fugaz.
Tú, hombre, abres y haces camino con cada paso... Y aquél que es capaz de vivir abriendo su camino apoyándose solo en si mismo y de aventurarse a recorrer el abrupto y vasto paisaje interior, en cada paso, pisa terreno virgen, inmerso de lleno en una apasionante aventura: VIVIR.
Vive en el Presente; en el Aquí y Ahora.
En este estado interior, nada se repite. Todo es nuevo ya que, en cada paso, el caminante es renovado y todo es vivido desde una constantemente renovada perspectiva... Es constantemente enriquecido con las experiencias que, aún que repetidas, él hace nuevas... Y es que, la Experiencia es el martillo que sobre el yunque de la Vida, forja y templa al acero del Espíritu. ...¡Con golpes silenciosamente certeros y contundentes!
Es de ese modo que, tras agotadora singladura buscando la razón de tu existir, tras el ruido de la mente, el Sagrado Silencio te muestra la faz de lo que tal vez devinistes en llamar Dios... Y en ella te reconoces pues, te muestra aquello que más allá de toda ilusión o apariencia en esencia realmente ¡ERES TU!
Y es que, como ya dijo Lao Tsé:
"Nada hay que mejorar en el hombre pues, el hombre YA es perfecto, solo que... ¡¡no es consciente de su perfección!!
Y cuanto más se esfuerza en alcanzar la imagen, la idea que de ella él mismo se ha creado, más aleja de si la posibilidad de que esta se haga manifiesta en él"